28 July, 2014

MUSTANG 67

Sound mixer 3

No recuerdo bien  las fechas pero era por allá de los inicios de nuevo siglo, 2000-2001 cuando mi amigo Héctor (alias el Filo) me buscó vía telefónica para preguntarme si me interesaba sonorizar a una banda de covers en la que estaba cantando y tocando el bajo, como en aquella época la chamba de Ingeniería en Audio era realmente inexistente, además de que yo tenía meses de haberme graduado, acepté ir con él sin saber qué me esperaba de ese evento.

La cita fue un viernes; sí, el mismo día que tocaban  íbamos por carretera, ¿el destino? Zacapu, Michoacán.

No pasaban las 4:00 p.m. cuando llegué al punto de reunión, tímidamente me acerqué y el “Filo” me saludó y comenzó a presentar a los demás miembros de la banda. “Matas” (como aún me dicen)- ellos son el “Giovas”, el “Jimmy”, y Chris, o sea, Los Mustang 67.

En ese momento inició una aventura que se transformaría en amistad y hasta en palomazos musicales con ellos.

Llegamos como siempre tarde a Zacapu pero más puestos que nada para el rock n´ roll, se hizo el soundcheck, todo sonaba en orden.

Aún no había mucha confianza como ahora para decir- bájale o súbele- y era más que obvio que la banda no se abría tan fácilmente con cualquiera, aún me sentía ajeno a ellos. Traté de demostrarle a cada uno cómo estaba sonando el equipo y haciendo mi chamba de convencimiento en que ellos sólo se preocuparan por tocar bien y que de lo demás yo me hacía cargo.

Es difícil llegar a esos puntos en los que  los músicos confíen a ciegas en los Ing. De Audio, y más difícil cuando nunca has trabajado en equipo.

Era obvio que el de la experiencia era Jimmy, guitarrista principal de la banda, era el que menos creía en lo que yo podía hacer y lo entiendo ahora, que llegue cualquier persona a la consola y le mueva a mi banda no es algo que permita tan fácilmente.

El evento inició, dos canciones para dejar niveles en su mejor punto y comencé esa tarea de psicólogo para que se sintieran relax con mi chamba diciéndoles que estaba sonando muy bien y que le dieran duro, que todo estaba en orden.

Así fue mi primer día como Ingeniero de Audio de Los Mustang 67, al terminar el evento todo fueron risas, chupes y felicidad. Se acercaron a decirme cosas que te motivan a seguir en esta chamba y hasta el día de hoy recuerdo cada frase que me dijeron en ese momento, pero más recuerdo cuando el Jimmy se acercó y me dijo:- la neta carnal, no creía que pudieras con esto, pero ahora te digo que jamás me había escuchado tan bien como hoy-. ¡Booom!, cambió todo a partir de ese momento. Mi chamba ahora sí era valorada.

Les cuento esta historia, porque Mustang 67 llega en estos días a su fin; los chavitos rockeros crecieron, se casaron, se transformaron en padres de familia e incluso cambios de residencia y de país se presentan  en el futuro próximo de los integrantes.

Muchos somos los que crecimos y nos hicimos adultos yendo a los bares donde tocaban y hasta nos subíamos a palomear con ellos, muchos en los años de existencia de la banda se enamoraron de esa forma tan natural, sin poses ni falsas posturas que eran la parte medular de Mustang 67.

Por eso hoy les digo GRACIAS: al “Filo” por creer en mi sin tener por que, gracias al Jimmy por darme la oportunidad de sorprenderlo con mi trabajo, al Giovas por dejarme experimentar con su batería y los sonidos de los triggers, al Chris que nunca me dijo NO al subirme y pedirle su lira.

Mucho se les va a extrañar de eso estoy seguro, pero me queda el buen sabor de haber vivido tantas anécdotas (algunas no aptas para este espacio) e historias de vida con ellos. Muchos fueron los eventos y siempre el trabajo fue más con el corazón que por dinero.

Gracias una y otra vez por lo que hicieron por mi hermano el día de su muerte, siempre quise hacer una especie de homenaje a los Mustangs y ahora encontré la forma y el medio.

 “Si pudiese tener el valor. . . de dejarte mil millas atrás. . . “

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